P.01.17_Naming

No se si eres madre o padre. Si es tu caso seguro que has pasado por ese momento de duda, indecisión, incluso conflicto, que es ponerle nombre al nuevo miembro de la familia. Hay muchos criterios a seguir, todos válidos. Quizás decidíste ponerle el nombre de la abuela o el abuelo, tu nombre (siguiendo la tradición familiar); quizás optaste por ponerle un nombre de la tierra que indique donde están sus raices; quizás te dejaste guiar por la sonoridad del mismo, pensando que suene fuerte con potencia, que pise fuerte, o bien suave que sea tierno que acaricie al pronunciarlo. O quizás, sin decirselo a tu pareja, le pusiste el nombre de aquel amigo o amiga que tuviste o conociste en la infancia y que dejó huella en tu recuerdo.

Hay muchos métodos distintos. Todos nos darán un resultado. Y todos serán válidos y con el tiempo, no mucho, nos parecerán perfectos e insustituibles.

Métodos para generar nombres

Elegir el nombre de tu empresa o producto tiene una pequeña diferencia con la de tu hijo o hija. Ahora no se trata de una elección, sino de una creación. Ahora no podemos elegir entre nombres preestablecidos sino que estamos obligados a inventar uno nuevo. Esto es bueno por que no hay límites a la creatividad. Y a la vez es malo porque multiplica exponencialmente las posibilidades, -aunque luego veremos que no son tantas ya que el campo esta ya muy trillado- y la excesiva oferta sabemos que bloquea nuestra capacidad de discernimiento.

9 criterios o claves a la hora de crear el nombre de nuestra empresa/producto:
  1. Acrónimos y siglas. Contruye nombres a partir de la unión de elementos o partes de otras palabras. Utiliza iniciales para crear acrónimos que tengas sonoridad en si mismos. Esta opción es combinable con cualquier nombre que crees y resulta muy útil a la hora de registrar el nombre.
  2. Asocia tu producto o servicio a su descripción Incluye en el nombre la actividad o función que realizas. Blanco y con asas; para los que neceitan explicarlo todo. (Es un criterio, y como tal lo pongo aquí, si bien tiene un grave impedimento: limita tu futuro a largo plazo. En un mercado cambiante tus posibilidades de pivotar en a otra actividad se verán limitadas por este método).
  3. Apellidos. Puedes utilizar tu reputación personal como aval de tu empresa. Los nombres y apellidos como tales no pueden registrarse. Por eso siempre deberán acompañarse de una denominación que lo acote a un sector o servicio determinado. Es decir debe liga al punto 2.
  4. Qué sea lo más corto posible. Busca palabras cortas. Busca palabras cortas. Facilitará la memoria fotográfica y se adaptará mejor al diseño de un logotipo.
  5.  Qué sea de fácil lectura y pronunciación. La velocidad es un valor en alza en nuestra sociedad. Y la economía del lenguaje un uso establecido. Volviendo al ejemplo de los nombres de nuestros hijos, nos abrimos la cabeza buscándole uno para que luego todos lo llamen por el diminutivo. Intentemos evitar esta posibilidad.
  6. Sonoridad. Ahora se trata que la propia acústica del nombre, que nos llame la atención y se grabe fácilemnete en nuestra memoría al oirlo las primeras veces.
  7. Evita las modas. Si el recorrido de tu producto quieres que sea largo, evita términos que estén de moda en ese momento. No confundas la publicidad que es puntual, concreta, dirigida y efímera, con la marca que tiene un espíritu a más largo plazo.
  8.  Distención o mímesis. Según tus objetivos, y tu diseño y estrategia de marca, tendrás que elegir entre destacar diferenciando te del resto de tu competencia, o bien imitarla para que se te asocie rápidamente a ella.
  9. Poder de evocación. En un mercado en el que la calidad de los productos la damos casi por sentada, -ya no hay productos malos-, la capacidad de transmitir algún tipo de emoción en el nombre es un punto muy importante. Si tu idea es ir más allá de un logotipo y crear una marca este aspecto te ayudará mucho desde las primeras etapas de tu negocio.

Métodos para elegir nombre

Después de todo este trabajo habrás obtenido una lista más o menos larga de nombre. Te aconsejo que no te cortes. Escribe todo lo que se te ocurra por disparatado que te parezca (ya sabes, aplica la metodología del braistorming tan socorrida para cualquier actividad creativa).

Ahora 4 criterios para ayudarte a descartar y quedarte con uno sólo:

  1. ¡Que sea registrable! Este es un punto que muchos pasan por alto. Quizás pienses que no te hace falta hacerlo, que eso es de grandes empresas. ¡Error! Quizás a ti no te importe que en otra ciudad lejos de ti surga otra empresa que te copie el nombre. Pero piensa que por muchos años que lleves con él si alguien lo registra en tu mismo sector te podrá obligar (y tiene derecho) a que tu lo tengas que cambiar. Y eso cuando llevas años ya posicionado en tu mercado es un gravísimo inconveniente.
  2. Que no tenga asociaciones negativas. Evita aquello de la rima fácil o que evoque aspectos, sensaciones o emociones negativas.
  3. Coherencia. ¿Se adapta a la filosofía que quieres aplicar a tu empresa? ¿Ayuda a transmitir esa idea? Si lo estás haciendo bien y tienes claro la idea de marca esto te ahorrará mucho haciendo que tanto tus clientes como tus empleados entiendan mejor la empresa desde el principio.
  4. Siéntete cómodo con él. Poco a poco la marca deberá ir creciendo y tomando vida propia. Pero tu eres quien va a hacer ese viaje, quien en definitiva vaya orientando ese camino con tus decisiones. Así que en cierto modo esa marca, tu empresa o tu producto se reflejan en ti. ¡No te pongas una camisa que no te gusta! Se te notará incómodo y no serás auténticamente tú.

Y ahora olvídalo todo y ponte a trabajar.

Bienvenido al mundo de la creatividad. El espacio en el que la primera de las normas es que estas están hechas para saltárselas.
Todo lo que te he contado esta muy bien, pero hay miles de ejemplos de éxito -y no te imaginas hasta que punto- las rompen o hacen todo lo contrario. Así que no te preocupes si te saltas alguna, varias o todas las normas que te he dado, quizás estés en el buen camino.

Juan C. Parra